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Empatía de la gente y atención institucional para ellas

Empatía de la gente y atención institucional para ellas

Empatía de la gente y atención institucional para ellas

¿Por qué no grité? Se lo pregunta hoy, Sandra, una sobreviviente.

La primera vez que intentó salir de casa por ayuda, él la jaló por el pelo. 

La segunda vez logró salir, pero él volvió a arrastrarla dentro. Ella le dijo: “si me sigues pegando, voy a gritar”, pero nunca gritó.

Ana se quedó 20 años. Tenía miedo. Creía que una mujer con hijos no tenía derecho a rehacer su vida con otra persona.

Desde los 5 años, María recuerda que su papá abusaba de su mamá. Día de la Madre, puños. Navidad, puños. “Nunca fui esa niña feliz”. Debieron pasar 24 años para que su mamá lo dejara. ¿Por qué no lo hizo el primer día que la golpeó? se pregunta aún María.  

La violencia doméstica es un hecho tan frecuente como incomprendido, sobre todo para quienes la observan desde fuera. Para la mujer, salir de ese lugar doloroso no es fácil. Hablar de lo sucedido tampoco. Sin embargo, voluntarias sobrevivientes escribieron sus testimonios para colaborar en la creación de la campaña Letras contra la violencia, porque no quieren que otras experimenten lo que ellas vivieron.

¿Por qué no grité? ¿Por qué me quedé? ¿Por qué mi mamá no se fue? Son preguntas que perduran en la mente de las sobrevivientes de violencia. Algunas se responden a sí mismas: “por mis hijos”, “por el sustento económico” y “por el qué dirán”. 

Si intentamos responder a estos ‘por qué’ sin el análisis y el conocimiento de expertos lo más probable es que pongamos sobre los hombros de la víctima la responsabilidad de lo ocurrido, lo que dificulta romper el ciclo. Hace falta un cambio cultural en las relaciones de poder entre hombre y mujer, y promover el acceso a las instituciones donde puede recibir ayuda, así como fortalecer de recursos y de personal técnico a esas instituciones. 

La incomprensión del tema

Celos, amor, disciplina. De esos nombres viste la violencia. El lugar donde está más normalizada es en las casas, expresa el psicólogo clínico Carlos Smith y miembro del colectivo Masculinidad por Equidad. “Allí pasan cosas que, de ocurrir en la calle, estaríamos manifestándonos”.

En la pareja está aceptado el dominio de uno sobre la otra persona. La psicóloga feminista Eusebia Solís, en sus talleres con mujeres, suele preguntar: “¿qué hace si su pareja quiere tener relaciones sexuales y usted no quiere? Al menos el 50% admite que cede si él insiste. 

Cuando se trata de violencia de género, ésta es sostenida por la desigualdad, dice Smith, quien también es el director ejecutivo del programa de prevención social Enlaces, de la Fundación Espacio Creativo. Los hombres ejercen violencia sobre las mujeres porque no las ven como una igual. “No puedes violentar a un igual”.

Añade que uno de los pasos para avanzar hacia esa igualdad es reconocer, entre otras cosas, la responsabilidad masculina en el trabajo doméstico y de cuidado. Un trabajo que, siendo tan importante para la sociedad, es menospreciado. Tanto así que a quien lo realiza se le dice que no trabaja.

Por otra parte, la forma en que son mostrados los actos violentos, a través de los medios de comunicación, los trivializa, expresa la psicóloga Solís. 

Hace unos días, una periodista le pidió opinión sobre las mujeres muriendo en los hoteles, aludiendo a un crimen reciente. Sin embargo, la mayoría, dice la especialista, muere en casa, en manos de alguien que conoce. 

Continuando en la esfera de la comunicación, según los expertos en violencia de género, las campañas mediáticas deben realizarse con conocimiento y responsabilidad, para asegurar un mensaje adecuado. Algunas campañas centran el llamado a la acción en la mujer víctima de violencia y no sobre el agresor ni sobre las instituciones que la deben proteger.     

Las víctimas de cualquier tipo de violencia merecen recibir Servicios Esenciales

La violencia basada en género incluye actos perjudiciales contra una persona, sostenidos sobre las diferencias que la sociedad asigna a hombres y mujeres. 

En Panamá, la Ley No. 4 la describe como “formas que perpetúan la dicotomía entre las mujeres y los hombres y que aseguran la inferioridad de un género sobre otro”. Por su misma característica, de ocurrir con alguien cercano y en el hogar, este tipo de agresión no es fácil de compartir con extraños ni denunciar. 

En los últimos 25 años, Panamá aprobó y ratificó al menos cinco legislaciones sobre violencia basada en género. 

La trabajadora social Gladys Miller, quien tiene varias décadas investigando este tema, dice que son importantes las leyes, pero que solas no harán el cambio, por eso la importancia de otorgarles presupuesto y que se acompañen de programas y políticas públicas. 

A la mujer violentada le preocupa la confidencialidad del servicio, recibir orientación adecuada y no sentirse acusadas. Sin la capacitación y la estructura suficiente para recibirlas, las sobrevivientes se exponen a la revictimización. Antes de ese punto, el primer obstáculo es que la mujer desconoce estos servicios y su derecho a usarlos. 

Los Servicios Esenciales se componen de servicios de salud, servicios judiciales y servicios sociales. El primero incluye atención médica, donde las sobrevivientes revelan lo que les ocurre o el personal de salud, capacitado, lo detecta. En el área judicial pueden denunciar, recibir asesoría para protegerse y prevenir más situaciones de riesgo. En los servicios sociales se incluyen las líneas telefónicas o chats de auxilio, consejería y albergues.

Una iniciativa de varias agencias de las Naciones Unidas en Panamá tiene entre sus metas la promoción y fortalecimiento de estos servicios para la protección de las sobrevivientes, por eso realizaron un Diagnóstico de situación de los servicios esenciales para mujeres, adolescentes y niñas sobrevivientes de violencia en Panamá.

Según Dora Arosemena, Analista de Género y Derechos Humanos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Panamá, el desafío es articular todos estos servicios para que puedan ofrecer el apoyo y orientación que requiere la mujer; además de adaptarlos a las necesidades y la cultura de las diversas poblaciones.


  1. Testimonios de sobrevivientes de violencia basada en género, recopilados por UNFPA Panamá con la colaboración de organizaciones civiles
  2. Ley Nº 4 de 29 de enero de 1999, por la cual se instituye la Igualdad de Oportunidades en Panamá, en el Título I, Capítulo I, Artículo 3.
  3. Que aprueba la Convención Interamericana para prevenir, sancionar, erradicar la violencia contra la mujer. Convención Belem Do Pará. Ley N° 17 de 26 de marzo de 2001, que aprueba el Protocolo Facultativo de la Convención Sobre La Eliminación de TLey N°12 de 20 abril 1995. Todas Las Formas de Discriminación Contra Las Mujeres (CEDAW). Ley N°38 de 10 de julio 2001. Que reforma y adiciona artículos al Código Penal y Judicial, sobre Violencia Doméstica y maltrato al niño, niña y adolescente, deroga artículos de la Ley 27 de 1995 y dicta otras disposiciones. Ley N°82 del 24 de octubre de 2013, la cual tipifica el Femicidio y sanciona la violencia contra la mujer.